La revelación de que el Congreso está
en proceso de licitar a su nuevo proveedor de alimentos ha reavivado la
polémica: ¿debemos los contribuyentes pagar por la comida de los
parlamentarios, pese a los altos salarios que perciben?
La controversia no es nueva. En
febrero de 2023 se dio a conocer que el Parlamento pagó –en 2022– más de 3
millones de soles por tres años de alimentación, además de casi 2.5 millones de
soles para la compra de televisores, alfombras y otros. Debido a esto se
produjo la dimisión del entonces oficial mayor José Cevasco.
TODO
SUBE
De acuerdo con información revelada
por Cuarto Poder, el Legislativo destinará 1.6 millones de soles por 16 meses
de alimentación. El nuevo contrato es por el servicio de alimentación complementaria
extraordinaria en sesiones del pleno del Congreso, días en los que, además del
desayuno, almuerzo y cena, los parlamentarios podrán disfrutar de frutas,
variedades de sándwich y bocaditos dulces.
También se aumentó el gramaje de los
productos. Así, de 120 gramos de res fileteada para bistec, que se pedía en
2022, ahora requieren 130 gramos; de 180 gramos de chuleta se aumentó a 200
gramos; y de 120 gramos de filetes de pollo y pescado ahora se pide 130 gramos.
POSTURAS
Pese a que en la denuncia anterior
Jorge Montoya (Honor y Democracia) defendió el costo de su bufet al afirmar que
los detractores “querrán que (los congresistas) comamos alfalfa”, ahora criticó
la decisión.
“Es un tema de la Mesa Directiva,
independiente de lo que piense es una responsabilidad de la presidencia del
Congreso, y no estoy de acuerdo con este monto”, sostuvo a la prensa.
Por su parte, el congresista Wilson
Soto (Acción Popular) defendió el gasto bajo el argumento de que “el beneficio
no es nada nuevo”.
Fuente:
diariocorreo.pe
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